Se supone que los chicos son más chulos, más agresivos y se dejan llevar por la testosterona. Les encantan los coches, los tractores y todo lo que tenga que ver con la velocidad y la acción. Son mejores en matemáticas y en pensamiento lógico siempre son superiores a las chicas.
No importa si se trata de Struwwelpeter, Zappel-Philipp o Suppen-Kaspar: en todas estas historias el centro de atención es un chico que no sabe comportarse. Esto deja claro que esta imagen está anclada en la mente de la gente.
Es importante mostrar a los niños que no es el género sino la personalidad lo que determina cómo se comportan los hombres y las mujeres. Así que hay que promover los intereses de los niños de forma individual.
Aunque nuestra sociedad es cada vez más abierta y tolerante, mucha gente sigue pensando en términos de clichés de género: los chicos son guays y fuertes, las chicas son esforzadas y calladas. Pero, ¿sigue aplicándose este cliché a nuestra sociedad actual?
Elhecho de que los chicos quieran ser guays y a veces muestren un comportamiento muy rudo se debe, sin embargo, principalmente a la educación de sus padres. Para ser aceptados en la sociedad, los chicos siempre intentan parecer guays y ocultar sus inseguridades. En esta guía te explicamos cómo la psicología explica el fenómeno de los chicos guays.
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Índice de contenidos
1. chico típico, chica típica
Los niños pequeños aprenden por imitación. Por lo tanto, el comportamiento de los niños viene determinado principalmente por sus padres, educadores y familiares. Los adultos representan los modelos de conducta que los niños quieren emular.
Cuando se pregunta a la gente cómo son los chicos, las respuestas suelen ser muy parecidas. Los chicos son más chulos, más agresivos y se dejan llevar por la testosterona. Les encantan los coches, los tractores y todo lo que tenga que ver con la velocidad y la acción. Son mejores en matemáticas y en pensamiento lógico siempre son superiores a las chicas.
Las chicas, en cambio, se desarrollan más rápido que los chicos. Son más tranquilas, más concentradas y más diligentes. En el área lingüística, tienen mucho más talento que los chicos de su clase. Les gusta jugar con muñecas y siempre toman el mando en juegos como padre-madre-hijo.
Pero, ¿cómo es que niños y niñas difieren tanto? ¿Se trata de una diferencia natural o de un comportamiento inculcado? En los dos capítulos siguientes nos ocuparemos de estas cuestiones.
2 Los chicos guays cumplen el tópico
La pubertad empieza cada vez antes
En un estudio del instituto estadounidense Pediatric Research in Office Settings (PROS), los investigadores descubrieron que los chicos de hoy entran en la pubertad entre seis meses y dos años antes que hace unas décadas. Los primeros cambios físicos empiezan a una edad media de 10,1 años.
Ya sea Struwwelpeter, Zappel-Philipp o Suppen-Kaspar, todas estas historias se centran en un chico que no sabe comportarse y se porta mal. Esto pone de manifiesto que la imagen del niño difícil de educar está firmemente anclada en la mente de la gente.
Con un chico, casi todo el mundo entiende que reaccione con agresividad en algunos momentos y quiera mostrarse tranquilo en la mayoría de las situaciones. La excusa siempre es: no es culpa del chico, es así por naturaleza. Cuando los chicos maduran y se convierten en adolescentes, los problemas suelen ser aún mayores.
Loschicos guays suelen ser también los fanfarrones del colegio. Pueden hacerlo todo mejor, se atreven con cualquier tarea de su vida y no tienen miedo a nada. El conocido título «Los chicos grandes no lloran», de Tic Tac Toe, echa una mirada crítica a este cliché de roles. Aquí se relata cómo tienen que comportarse los chicos en nuestro mundo, aunque esto no se corresponda con su personalidad.
Si se pregunta a los chicos si siempre se sienten guays y fuertes, queda claro que a veces se sienten abrumados con este papel. Aunque se sientan inseguros por dentro, presumen por fuera para no tener que mostrar su debilidad.
En el siguiente vídeo encontrarás una interesante conferencia sobre este tema:
Nota: Los chicos no suelen atreverse a compartir sus sentimientos y problemas. Se guardan todos los sentimientos negativos. Por eso, hazle sentir siempre que no es nada vergonzoso mostrar sus debilidades y admitir sus sentimientos.
3 Criar a los hijos sin distinción de género, ¿tiene sentido?
Si analizamos las características específicas de cada sexo desde una perspectiva psicológica, enseguida queda claro que la educación desempeña un papel importante. Por supuesto, hay diferencias entre niñas y niños que ya son innatas. Sin embargo, como las ideas tradicionales de género están tan arraigadas en nuestras mentes, también se las transmitimos inconscientemente a nuestros hijos. «Un niño de verdad no juega con muñecas ni se interesa por el maquillaje.
A través de estos prejuicios, muchos padres orientan a sus hijos en una dirección determinada. Los niños no pueden desarrollar tan bien sus habilidades lingüísticas porque, por ejemplo, su padre piensa que los hombres no hablan, ellas sí. Las niñas piensan que las mujeres tienen que ocuparse de las tareas domésticas porque su propio padre trabaja muchas horas y la madre se encarga de todas esas tareas.
Esimportante mostrar a los niños que no es el sexo sino la personalidad lo que determina cómo se comportan los hombres y las mujeres. Por tanto, hay que promover los intereses de los niños de forma individual. Si los chicos, por ejemplo, son por naturaleza muy vivaces y temerarios, los padres deben fomentar este rasgo y ofrecerles deportes apropiados. Pero también hay que aceptar si su hijo es un poco más tranquilo y no le apetece hacer las «típicas actividades masculinas».
Aunque no siempre es posible criar al propio hijo de forma neutra desde el punto de vista del género, los padres pueden asegurarse de trabajar conscientemente contra los estereotipos de género.
Consejo: En el libro «Clever girls, cool boys … tick differently at school», la autora Ingrid Buschmann muestra muchos ejemplos de cómo padres y educadores pueden apoyar mejor a cada género.
4ª recomendación de libro de la redacción
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