Las rabietas en los niños se producen principalmente durante la llamada fase de rebeldía, es decir, entre los dos y los cuatro o cinco años.
Los efectos de las rabietas pueden reducirse actuando con coherencia y haciendo preguntas concretas.
Las rabietas de los niños suelen ir dirigidas contra cosas pequeñas. No obstante, tome en serio los sentimientos de su hijo y hable abiertamente de por qué reacciona de forma tan emocional.
Las rabietas en los niños son algo completamente normal. No te preocupes, no tienes un hijo especialmente agresivo sólo porque tenga una rabieta de vez en cuando. Sin embargo, tarde o temprano todo niño tiene que aprender a enfrentarse a sentimientos fuertes.
Pero, ¿cuáles son las causas de las rabietas en los niños? ¿Qué posibilidades hay de reaccionar correctamente ante la situación?
En nuestro artículo, llegamos al fondo de las causas de las rabietas en los niños y explicamos hasta qué punto se puede influir en su comportamiento en el marco de la educación.
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Índice de contenidos
1. la ira en la fase de desafío requiere perseverancia
En la mayoría de los niños, la fase desafiante se produce entre los dos y los cinco años. En el caso de los niños de dos años, la situación suele agravarse en una fracción de segundo. En un momento todo va bien y al segundo siguiente el mundo está patas arriba.
Para los niños pequeños, los sentimientos fuertes como la ira son algo nuevo que tienen que asumir por primera vez. Se sienten casi abrumados por sus propios sentimientos y tienen poco control.
Se necesita mucho tacto y, sobre todo, paciencia para poder controlar esos repentinos arrebatos de ira en los niños.
La propia voluntad del niño se hace más fuerte con la edad y esto requiere inevitablemente intentar hacerla valer. La rabieta de un niño suele ser totalmente injustificada y rara vez comprensible para los padres.
A veces es la piruleta en la caja del supermercado que mamá o papá no quieren comprar. Pero también puede ser el deseo de un vaso de adulto, aunque el niño aún no sea capaz de sostenerlo correctamente.
A menudo, los desencadenantes de las rabietas supuestamente incontroladas son aún más pequeños, por lo que hace falta una buena dosis de relajación para aceptarlos y no involucrarse.
Consejo: Alrededor de los 5 años, la fase desafiante termina para la mayoría de los niños y la vida vuelve a ser más relajada. El requisito previo durante este tiempo, sin embargo, es actuar de forma coherente según las propias pautas.
2. las rabietas de los niños pequeños forman parte del desarrollo
Aunque las rabietas frecuentes en los niños pueden ser muy estresantes para toda la familia, este comportamiento infantil no tiene un trasfondo maligno. El objetivo durante la fase de rebeldía es simplemente salirse con la suya. En este proceso, los niños de 2-3 años tienen una gran variedad de ideas para hacer enfadar a sus padres.
La rabieta de un niño no significa en absoluto que tu hijo esté dudando de ti. Déjate esto claro desde el principio. Así estarás en mejores condiciones para ignorar desaires o abrazar a tu hijo tras una rabieta.
Por supuesto, no tienes por qué aguantar todos los comportamientos, pero debes ser capaz de demostrarle a tu hijo que lo comprendes.
Tómate en serio las preocupaciones, los miedos y las rabietas, aunque para ti sean cosas sin importancia.
A lo largo de tu infancia y juventud, tú también tuviste que aprender a enfrentarte a situaciones más o menos difíciles. En retrospectiva, muchas de las cosas por las que antes nos alterábamos excesivamente resultan no ser nada.
La forma de lidiar con el estrés y la ira forma parte del desarrollo social. Afortunadamente, las rabietas no suelen durar más que unos minutos y después el mundo vuelve a estar bien para los niños.
3. cómo afrontar una rabieta – cómo reaccionar correctamente
Algunos niños son mucho más propensos a las rabietas que otros. No obstante, hay varias formas de reducir el número de ra bietas y mantener su intensidad lo más baja posible.
.Ser coherente ayuda a los niños a acostumbrarse cuanto antes a unas normas claras. Los padres que ceden a preguntas repetidas o a gritos, aunque su respuesta haya sido previamente un no, se hacen poco dignos de confianza. Todo niño recuerda la situación y utilizará exactamente este medio en el futuro para imponer su voluntad.
Los niños siempre quieren poner a prueba los límites. Sin embargo, si se acuerdan unas normas fijas a las que deben atenerse todos los miembros de la familia, muy pronto descubrirá que sobrepasar los límites se hace cada vez menos frecuente.
Una rutina diaria claramente regulada garantiza que tu hijo se acostumbre a ella. Si se acuerda una hora fija para acostarse según un ritual determinado, con el tiempo se eliminan las molestas discusiones sobre trasnochar.
Si aun así se produce una rabieta, hay dos formas de afrontarla. Una forma es la distracción. Sin embargo, esto sólo funciona al principio de una escalada amenazadora y, por lo general, más bien con niños pequeños.
Otra opción es proporcionar a los niños un canal para su ira. Dale una pelota para que la tire contra la pared, un tambor para que golpee salvajemente o la oportunidad de correr por el jardín.
Con estos medios, una rabieta en los niños puede acortarse considerablemente y es menos probable que se enfrenten directamente a ti.
4. el niño se hace mayor y el enfado persiste
Prevención de la violencia:
El Foro de Prevención del Noroeste de Alemania ofrece apoyo específico en el ámbito del desarrollo socioemocional. Esta oferta se dirige tanto a guarderías como a escuelas.
Aunque la fase de rebeldía termina a la edad de 4 o 5 años, el comportamiento agresivo de los niños sigue produciéndose más tarde.
La escucha activa y la respuesta intensiva a las necesidades individuales son formas de hacer que un niño agresivo se enfade menos.
Sin embargo, si un niño se muestra agresivo con su propia madre o con otros niños, es importante observar de cerca este comportamiento. Dar patadas, pegar o tirar cosas son comportamientos que simplemente no se pueden tolerar.
A menudo, esos intensos arrebatos de ira suponen un peligro para la propia salud del niño, así como para la de los demás.
Si estas rabietas se dan con más frecuencia en niños en edad escolar, puede ser aconsejable una visita a un terapeuta infantil. El TDAH en los niños, en particular, es un problema importante que a menudo se juzga mal.
Los niños con TDAH suelen sentirse abrumados por su entorno y por eso reaccionan de forma agresiva ante lo que les rodea. Sin embargo, con calma, compostura y una terapia intensiva, los estallidos de ira de los niños pueden tratarse relativamente bien.
He aquí algunos comportamientos que pueden indicar que un niño padece TDAH:
- el niño es muy inquieto
- tiene peleas frecuentes
- el niño se convierte rápidamente en un extraño en nuevos grupos
- cambia con frecuencia de tarea
- la tolerancia a la frustración es extremadamente baja
Puede encontrar más información sobre el TDAH en niños en este vídeo:
https://www.youtube.com/watch?v=7Q5MtsvZtO0
5. guía para afrontar la fase desafiante
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